El sábado 16 nos encontramos nuevamente en la plaza de San Miguel, pero esta vez con la problemática o por lo menos la necesidad, de enfocar las observaciones y relevamientos para encontrar una posible problemática.
Después de haber pasado un rato mirando, pensado y planteando posibles problemas. Nos decidimos hacer un nuevo recorrido de la plaza, tratando de encontrar algún disparador. En el transcurso del recorrido, nos dimos cuenta que había un monumento que no relevamos. Básicamente por dos motivos:
1- Las veces que fuimos los días de semana, prestamos atención al comportamiento de las personas en la plaza. Si el espacio funciona como un lugar de transito o de paso, o si por el contrario, es un lugar de esparcimiento como en los fines de semana.
2- Y las veces que íbamos los fines de semana, la entrada a ese sector de la plaza está obstruida por los negocios de la feria.
Este monumento “nuevo”, es el monumento a la Madre. El cual tiene dos particularidades, que nos hicieron adentrar un nuevo análisis. En primer lugar es el único monumento que se encuentra desamparado. Y por desamparado nos referimos al espacio físico que ocupa, pero también al hecho de que robaron el busto del monumento y nunca se repuso. Por el contrario, lo que queda del monumento fue resignificado a tacho de basura.
En segundo lugar, este monumento pertenece a un mundo completamente diferente al resto. Lo que a primera vista pareciera ser una característica común en el contexto de esta plaza en particular. Si tratamos de dividir los monumentos en grupos, podemos encontrar que hay un grupo de monumentos que responden a hechos o personajes históricos nacionales (Sarmiento, “Che” Guevara, los caídos en Malvinas, memoria verdad y justicia, y el 50° aniversario del cuerpo de bomberos de San Miguel). Y un segundo grupo, que responde a un contexto religioso (La Biblia y el padre Don Orione). En este sentido el monumento a la Madre es el único que funciona como ícono del común cotidiano, que no sobresalen por actos heroicos o históricos. Es así que este monumento es el único que se manifiesta en función de revalorizar a las personas comunes de la sociedad.
Cabe destacar, que muchos de los monumentos que se pueden encontrar en este espacio, son producto de situaciones políticas del momento en que fueron inaugurados. De manera que este funciona como una huella, que representa intereses e ideologías de un sector acotado, o por lo menos que no representan a toda la sociedad. Por el contrario, solo suman a generar ruido interno, y una falta de coherencia y convivencia entre ellos.
Por otro lado, los íconos históricos representan la historia de toda la sociedad. Sin embargo estos ya se sienten lejanos y han perdido valor, por lo que su función actual es la de adornar la plaza.
A partir de estas nuevas observaciones, reconocemos como problema: falta de interés o desaprensión de los íconos de una comunidad.
La solución lejos de intentar concientizar a la gente del valor de los personajes históricos/ religioso/ comunales, es acercar el monumento a la gente. Intentando retomar la observación que hicimos anteriormente del monumento a la madre, como un monumento a las personas de la sociedad. Revalorizando a cada persona como parte fundamental de la misma.
Intervenciones
Recuperar el monumento a la madre, pero no como tal, sino como un monumento neutral y las personas cumplan la función del busto faltante, cada persona propone aquello por lo que se identifica. De manera que el monumento en si funciona como escenografía y las personas lo resignifican (el monumento toma así la forma de la persona que lo ocupe, representando a los integrantes de la sociedad).
Para poder generar la convocatoria planteada, vamos a desarrollar tarjetas de invitación para que las personas formen parte de esta actividad. En donde se podrán sacar una foto en el lugar, que luego podrán descargar de un blog que abrimos www.monumentoavos.blogspot.com.
No hay comentarios:
Publicar un comentario